Estoy asistiendo a clases de patchwork. Por fin, tenía muchas ganas, y aunque es un poco complicado para mí, sobre todo por el trabajo, al final he conseguido organizarme y estoy encantada de la vida.
Voy dos horas por semana a Lunares, la ya famosa tienda de Marta, en Avilés. Nos conocemos hace tiempo, y qué puedo decir de ella, pues que es encantadora, muy profesional y que me conoce perfectamente, y siempre es ella quien elige las telas de mis proyectos, pues tiene un gusto exquisito.
Las clases las imparte Inés, y es una profesora excelente y muy amena y divertida, que hace que se nos vaya la tarde en un suspiro. Somos un grupo que hemos conectado bien y lo pasamos genial.
Y es que ya estaba bastante harta de coser sola.
Pero claro, ahora estoy metida en más cosas y para colmo tengo menos tiempo libre.
Se me amontona el trabajo y tengo que aprovechar el fin de semana para ir poniéndome al día.
Hoy he terminado los dos bloques pendientes del Dear Jane, pues no quiero que cuando Georgina vuelva de vacaciones vea que hemos hecho novillos.
Y aunque sigo trabajando en los otros dos SAL, el bolso y el yester, pero van tan atrasados que prefiero no enseñarlos hasta que esté al corriente.