

Para ello, debo ir zanjando las deudas pasadas como el Yesteryear, que tanto me costó terminar, por razones ajenas a la aguja, pues la verdad es que ha sido un placer bordar con las chicas.

Espero, al comenzar el 2009, y me haya instalado en mi nuevo cuarto de costura, cuyas obras son el motivo que me mantiene alejada de la máquina de coser, acabar esos UFOS que me llaman a gritos desde sus cajas, y colocar las telas que esperan ser protagonistas de nuevos proyectos. Mientras tanto me entretengo con cosas pequeñas como estas que me regalo a mí misma: una cartera y una funda de móvil a juego.

Os deseo un Feliz Año repleto de cosas buenas, y sobre todo una gran dosis de ilusión para comenzarlo.